Es indudable que el Club Atlético Temperley es grande por su gente, pero también por ser un ejemplo como institución deportiva, cultural y social. Hay gran cantidad de deportes que se practican a diario, actividades culturales y sociales que nosotros vamos a destacar. Será un canal de difusión para cada evento, en la cual la participación de los protagonistas hará de esta sección un lugar imperdible para toda la comunidad interesada en el sentido social del club.
DOS HERMANOS Y UNA HISTORIA CELESTIAL EN COMÚN
Entrevista intima a José “Pepe” Piesco, responsable del museo del Club Atlético Temperley, que fuera presentado en sociedad el 15 de mayo de 2023, día en que hubiese cumplido años su hermano Carlos “Charly” Piesco, mentor de su materialización
Tarde calurosa de viernes en la república de Temperley. Luego de cruzar la General Paz con un intenso tránsito de fin de semana laboral, voy con destino al club que me vio nacer.
El cansancio de una semana intensa golpea a mi puerta, pero las ganas por saber un poco más sobre el lugar que encierra la historia institucional y deportiva del club de Turdera, me inyecta fuerzas para seguir hasta 9 de julio y Vicente López a encontrarme con el entrevistado.
Habíamos pactado hablar a las 17 horas antes de abrir sus puertas, así podíamos conversar tranquilos y no tener interrupciones.
Llego puntualmente como es mi costumbre y comienzo a recorrer el pasillo que une el estacionamiento y la entrada principal en donde está “Celemanía”.
Antes de entrar, me detengo y entro en la cancha de básquet mientras los chicos van culminando una práctica con un informal partido, en donde cada doble es festejado como si estuviesen disputando la final por el premio mayor. Simplemente la expresión misma de la pasión que trasmite cada profesor que está al frente de cualquier actividad que se desarrolle en el club.
“Si no lo sentís, no lo entendes” es mi slogan favorito, ya que reflejan las palabras justas para explicarles a los que no entienden el amor que expresamos, cuando nos escuchan hablar de nuestro querido Temperley.
Con gran satisfacción, sigo caminando y me detengo en la entrada al buffet: Me siento a esperar en el banco rojo realizado en memoria de Melisa Tuffner, socia del club y que fuera asesinada cuando iba para la cancha a ver un partido. Este recordatorio se hizo en el marco del día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres, con el objetivo de generar conciencia en Argentina.
El Departamento de Género y Diversidad, trabaja con mucho compromiso para evitar todo tipo de violencia y discriminación.
Diez minutos habían pasado de las 17 horas y llega José “Pepe” Piesco, uno de los responsables del museo y encargado de abrir las puertas a partir de las 18 horas para que los socios puedan disfrutar ese espacio emblemático.
Nos saludamos afectuosamente y de inmediato vamos a ese lugar mágico que nos introduce en el túnel del tiempo.
Mi mente se remonta a mi adolescencia, cuando veo la escalera de mármol negro que está antes de la puerta interna. Mis primeros bailes de carnaval se concretaron al final de esos peldaños que me depositaban en la pista que fue testigo de mis encuentros sentimentales de la época. Todas esas secuencias, pasan en un segundo y me reconfortan el alma. Es volver a sentirme joven.
Esto no se lo cuento a Pepe, que abre la puerta y comienza a encender las luces como relámpagos brillantes que descubren los más fascinantes tesoros.
Buscamos juntos un lugar cerca a la maqueta del estadio Alfredo Martín Beranger y prendo el celular para accionar la función de “grabado de voz” para comenzar la charla que intenta dar rienda suelta a relatos que den significado a cada objeto que contienen las vitrinas del lugar.
“Esto lo comenzó mi hermano Charly cuando un día me propone juntar camisetas de nuestro amado Temperley”, dice con voz melancólico y un tanto quebrada por la emoción que le provoca que esto se haya hecho realidad, luego de la muerte de Carlos.
Es indudable que a José le provoca mucho orgullo haber conseguido materializar el sueño de ambos, pero no deja de sentir algo de dolor no haberlo inaugurado junto a él, que fue su gran mentor, pero también reconoce el trabajo realizado por Pablo Maciel, Eduardo Fernández, Diego Ojeda y Alejo Dinocco, que forman parte del grupo “Museo”. “Sin ellos no hubiese sido posible hacer realidad este sueño”.
Cada objeto exhibido tiene una historia propia y de realización, ya que no solo es interesante lo que representa en sí cada elemento, sino que además contiene una anécdota en la forma en la cual fue obtenido.
Cuenta, que en el momento en que se propusieron juntar las camisetas, no pensaron que en tan poco tiempo llegaran a reunir tanto material. Eso los entusiasmó a tal punto, que comenzaron a darse cuenta que esas cosas ya no eran de su propiedad, sino que deberían llevarlas al club para que todos puedan verlas y disfrutar sus historias.
Marcelo Venttieri, Patricio Rosney, Fernando Esteban y Daniel Remolina, integrantes del Departamento Histórico, comenzaron a colaborar cuando vieron que Pepe y Charly tenían tantos objetos. Así fue que le dieron cierta organización a lo que ya era un proyecto concreto: tener el museo de Temperley.
Entre lo más significativo, se encuentra la bata y los guantes de box de Adalberto “EL Bolita” Ochoa, quien fuera campeón Sudamericano y que peleó representando a Temperley. “Un día me llaman de la Administración del club y me dicen que una señora dejó un paquete, que cuando lo abrimos vimos que era la bata y los guantes originales de 1950. Después nos enteramos que esa señora era la mamá de Pablo Pellegrino, un socio del club”, cuenta José con gran satisfacción por el reconocimiento expresado por una persona que quiso que esas cosas tan valiosas en lo personal, fueran parte de todos los socios y él fuera depositario de esa reliquia.
Cuando le pregunto por la pieza, qué en lo personal considera como más valiosa o representativa, cuenta la siguiente anécdota: “hay una casaca Nanque del ascenso de 1982 que le tengo mucho aprecio por la forma en que la obtuvimos. Esperábamos el colectivo 318 en Laprida y Acevedo a eso de las cinco de la tarde, cuando mi hermano ve a un botellero con esa camiseta que no teníamos. En ese momento, en medio de la calle y entre bocinazos y gritos de la gente, mi hermano le dice, – ¿No me la vendes? -, señalando la remera, a lo que el pibe se niega. Entre tire y afloje por su valor monetario, finalmente logra comprarla. El botellero le dice – pero yo me voy a quedar en cuero – y ahí me hermano se saca la que él tenía y se la entrega. Cuando llega a casa con el torso desnudo, mi mamá le dice – te robaron -, y ahí le tuvimos que explicar que había sido para conseguir esa prenda que la traía en la mano, porque era imposible tenerla puesta a causa del aroma añejo de varias jornadas de trabajo intenso que la perfumaban”.
Es evidente la emoción que lo envuelve. Seguramente no es mucho el valor histórico que ese elemento representa, pero describe a la perfección todo el cariño por su hermano y el dejo de tristeza que instala su ausencia.
Trabajaron mucho en la recolección de material, pero más trabajaron en la obtención de un lugar que permita exhibir esas reliquias. “Todas las Comisiones Directivas nos apoyaron en esta iniciativa, pero fue finalmente la actual la que nos destinó el espacio de la antigua Tesorería y la Presidencia”, expresa con gran satisfacción, ya que el lugar cedido es el más antiguo del club y con un gran significado simbólico.
Las vitrinas relucen y los materiales transmiten historia. Hay una que está destinada exclusivamente para Federico Crivelli, el jugador record del club en jugar mayor cantidad de partidos con la camiseta de El Gasolero. “Fede es un gran amigo y siempre nos está aportando elementos muy valiosos”, reflexiona mientras señala los guantes de arquero y el buzo que utilizó en su noche más gloriosa, cuando le contuvo el penal a Vega, permitiendo el ascenso a la Primera Nacional.
La Copa obtenida en 1917 es el objeto más antiguo y representa el campeonato logrado cuando su nombre aún era “Centenario Football Club,
Hay una honra extra, cuando nos cuenta que los jugadores de divisiones inferiores son traídos por sus profesores a ver el museo, como así también los otros chicos que practica las distintas actividades amateurs que tiene la institución. “Es una forma de que conozcan la historia y vayan forjando el sentido de pertenencia”, expresa con gran orgullo.
Sin darnos cuenta se hacen las 18 horas y las puertas del museo se abren para dar paso a los múltiples visitantes. De inmediato una señora pregunta por una camiseta y ahí esta José Piesco, contando todo tipo de anécdotas sobre ese objeto. Se siente útil, se siente importante y siente que Charly sonríe desde el lugar que esté para abrazarlo y decirle: “Gracias hermano”.
Texto y entrevista: El Cronista Gasolero
Fotos: Producción propia de LxT
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